sábado, 11 de mayo de 2013


SALUDO DEL ARZOBISPO: A LA MADRE EN SU DÍA

1.      LA MADRE, es el Don más grande que recibe de Dios la humanidad. En ella, comienza la vida de todo hombre. Cada uno de nosotros no puede menos de exaltar aquel  instante en que comenzó a existir dentro del seno materno, con un proyecto de vida exclusivo, personal y único.

2.      En el seno de una madre se unen el cuerpo y el alma para una eternidad. Es la vida hecha a imagen y semejanza de Dios, con un corazón  para amar y una inteligencia para crear, progresar y dirigir los caminos de la historia.

3.      Es por esto que a la madre hay que situarla en el corazón del hogar, donde cumple una responsabilidad insustituible, porque forma el corazón, la mente y el espíritu del hombre y que va unida a la especificidad misma de la mujer. Ella, con su trabajo cotidiano va formando los sentimientos de sus hijos, cumpliendo una tarea en el camino fundamental para la fe y para regenerar y vivificar el  tejido social de nuestra sociedad.

4.      Por eso, en este día saludo a todas las madres. Bendigo su solicitud materna para con sus hijos, especialmente cuando están enfermos, pues su presencia y sus cuidados alivian el sufrimiento. Acompaño la soledad de las madres olvidadas por sus esposos y a veces por sus propios hijos, que todavía no han comprendido que su vida empezó en ella, e invoco la cooperación de todos para con las madres que luchan solas por sobrevivir.

5.      Volvamos el rostro hacia las madres que son víctimas de injusticias o de  explotación y que sufren por haber sido heridas en su dignidad humana o materna. Y elevemos nuestra oración por las madres que ya no están con nosotros y que sin duda gozan de la presencia de Dios.

6.      Hermano, hermana: “Honra a tu padre y a tu madre como te lo ha mandado tu Dios para que se prolonguen tus días y seas feliz en la tierra” (Dt 5, 16). Serás bendecido por Dios y tendrás larga vida.

7.      Dirijamos una mirada a María, Madre de Cristo. Ella es la imagen perfecta de la maternidad, porque estuvo con Él desde el momento de la Encarnación hasta la muerte en la Cruz. Que todas las mujeres eleven su mirada hacia Ella para que sientan y vivan plenamente la grandeza de su misión.

Para cada MADRE, nuestra felicitación, nuestra oración y nuestra eterna gratitud.

Trujillo, 12 de Mayo del 2013


+ HÉCTOR MIGUEL CABREJOS VIDARTE, O.F.M.
Arzobispo Metropolitano de Trujillo


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