FERVOROSA DEVOCIÓN MARIANA EN
HUANCHACO, REÚNE A FIELES
El
poder de nuestra
devoción
mariana
La Virgen María pertenece profundamente a la
identidad cristiana de nuestros pueblos y es modelo de vida para ellos desde
sus orígenes. Es la voz que ha llevado a unir hombres y pueblos de nuestro
querido Perú. Los santuarios marianos del País son signo del encuentro de la fe
de la Iglesia con la historia peruana.
Entre la quincena de enero y los primeros días de
febrero, el pueblo de Huanchaco se colma de regocijo al celebrar las fiestas
patronales de la Virgen Candelaria del Socorro, conmemorando, los 475
años de su llegada a esta hospitalaria localidad.
Las fechas centrales de la festividad serán el
miércoles 01 y jueves 02 de febrero, días en que por primera vez, para alegría
de los hermanos huanchaqueros, la “Mamita del Socorro” realizará dos recorridos
procesionales consecutivos por sectores y avenidas. Desde ya, sus hijos con el corazón lleno de emoción y
con los brazos abiertos se preparan para recibirla y rendirle los debidos
homenajes.
El escenario principal de las celebraciones
religiosas es el imponente santuario colonial, ubicado en lo más alto de la
ribera huanchaquera, donde descansan los restos mortales casi intactos del
promotor de esta arraigada devoción popular, el Deán Antonio Saavedra y Leyba,
fallecido con olor a santidad.
En esta casa de oración la fiesta en honor a la
Virgen es aminada por el párroco y sus 22 grupos parroquiales encargados de
las celebraciones centrales. Ellos acompañan las misas con canticos y oraciones.
Podemos decir que es un hecho innegable que
la devoción a María es la característica más popular en nuestros pueblos,
persistente y original. Ella está presente en los propios orígenes del
cristianismo del Nuevo Mundo. Desde el principio, la presencia de María
confirió dignidad a los esclavizados, esperanza a los explotados y motivación
para todos los movimientos de liberación.
Conversión
El
párroco de Huanchaco, el R.P. Bernardo Sánchez asegura que, “Desde el más pequeño hasta el más grande,
desde un aprendiz hasta un erudito, demuestran con su fe y devoción a la Virgen
Candelaria del Socorro un cambio de vida, un acercamiento a la Iglesia, a los
sacramentos, una participación más activa en la celebración de la Eucaristía”.
Algunos
grupos que llegan al Santuario presentan sus romerías a la Madre de Dios,
mientras que los pescadores
artesanales, personajes naturales del lugar, presentan ofrendas y oraciones
pidiendo a la Virgen María la protección en alta mar y mejoras en la pesca
artesanal.
Llegó al Perú
La devoción mariana
en la advocación de la “Virgen Candelaria del Socorro” data desde hace más de
450 años. Se cuenta que en alta mar la embarcación (galeón) que traía a la
sagrada imagen española – por órdenes del rey Carlos V- casi se va a pique producto de una tormenta,
por lo que el capitán y sus tripulantes pidieron su intercesión para que los
salvara de esta adversidad.
En estas
circunstancias surge el nombre de “Virgen Candelaria del Socorro”, luego que
los socorriera del naufragio. En gratitud a ello, los marineros la
desembarcaron intacta a las playas nativas de Huanchaco, constituyéndola en la primera imagen de la Virgen María que
llegó al Perú. Desde aquel entonces surgió una impecable devoción de los
primeros habitantes conformada por pescadores indígenas y agricultores.
Peste
bubónica
Muchas son las gracias y bendiciones que se
le atribuyen a la Virgen de la Candelaria del Socorro, a cuya protección y
amparo se han encomendado fieles de todas las épocas y estratos: Curaciones
milagrosas, auxilio ante las calamidades. Pero por sobre todas las cosas el
pueblo de Trujillo estará eternamente agradecido por haberlo liberado de la
peste bubónica que azotó a la ciudad en 1674 y puso en vilo la vida de sus
habitantes.
Fue gracias al Deán Saavedra, quien ordenó
que la “Mamita del Socorro” ingrese a la ciudad para que, mediante su
intercesión, los librara de la feroz plaga. Desde aquella época se dispuso que la sagrada imagen vuelva a
Trujillo, cada cinco años (quinquenio).
Un milagro reciente atribuido a la Virgen
Candelaria ocurrió en el seno de una familia huanchaquera radicada en los
Estados Unidos, donde un bebé recién nacido pudo restablecerse tras poseer una
penosa enfermedad.
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