miércoles, 1 de febrero de 2012


FERVOROSA DEVOCIÓN MARIANA EN HUANCHACO, REÚNE A FIELES
El poder de nuestra
devoción mariana


La Virgen María pertenece profundamente a la identidad cristiana de nuestros pueblos y es modelo de vida para ellos desde sus orígenes. Es la voz que ha llevado a unir hombres y pueblos de nuestro querido Perú. Los santuarios marianos del País son signo del encuentro de la fe de la Iglesia con la historia peruana.

Entre la quincena de enero y los primeros días de febrero, el pueblo de Huanchaco se colma de regocijo al celebrar las fiestas patronales de la Virgen Candelaria del Socorro, conmemorando, los 475 años de su llegada a esta hospitalaria localidad.

Las fechas centrales de la festividad serán el miércoles 01 y jueves 02 de febrero, días en que por primera vez, para alegría de los hermanos huanchaqueros, la “Mamita del Socorro” realizará dos recorridos procesionales consecutivos por sectores y avenidas. Desde ya,  sus hijos con el corazón lleno de emoción y con los brazos abiertos se preparan para recibirla y rendirle los debidos homenajes.

El escenario principal de las celebraciones religiosas es el imponente santuario colonial, ubicado en lo más alto de la ribera huanchaquera, donde descansan los restos mortales casi intactos del promotor de esta arraigada devoción popular, el Deán Antonio Saavedra y Leyba, fallecido con olor a santidad.
En esta casa de oración la fiesta en honor a la Virgen es aminada por el párroco y sus 22 grupos parroquiales encargados de las celebraciones centrales. Ellos acompañan las misas con canticos y oraciones.

Podemos decir que es un hecho innegable que la devoción a María es la característica más popular en nuestros pueblos, persistente y original. Ella está presente en los propios orígenes del cristianismo del Nuevo Mundo. Desde el principio, la presencia de María confirió dignidad a los esclavizados, esperanza a los explotados y motivación para todos los movimientos de liberación.


Conversión
El párroco de Huanchaco, el R.P. Bernardo Sánchez asegura que, Desde el más pequeño hasta el más grande, desde un aprendiz hasta un erudito, demuestran con su fe y devoción a la Virgen Candelaria del Socorro un cambio de vida, un acercamiento a la Iglesia, a los sacramentos, una participación más activa en la celebración de la Eucaristía”.

Algunos grupos que llegan al Santuario presentan sus romerías a la Madre de Dios, mientras que los pescadores artesanales, personajes naturales del lugar, presentan ofrendas y oraciones pidiendo a la Virgen María la protección en alta mar y mejoras en la pesca artesanal.

Llegó al Perú
La devoción mariana en la advocación de la “Virgen Candelaria del Socorro” data desde hace más de 450 años. Se cuenta que en alta mar la embarcación (galeón) que traía a la sagrada imagen española – por órdenes del rey Carlos V-  casi se va a pique producto de una tormenta, por lo que el capitán y sus tripulantes pidieron su intercesión para que los salvara de esta adversidad.

En estas circunstancias surge el nombre de “Virgen Candelaria del Socorro”, luego que los socorriera del naufragio. En gratitud a ello, los marineros la desembarcaron intacta a las playas nativas de Huanchaco, constituyéndola en la primera imagen de la Virgen María que llegó al Perú. Desde aquel entonces surgió una impecable devoción de los primeros habitantes conformada por pescadores indígenas y agricultores.

Peste bubónica
Muchas son las gracias y bendiciones que se le atribuyen a la Virgen de la Candelaria del Socorro, a cuya protección y amparo se han encomendado fieles de todas las épocas y estratos: Curaciones milagrosas, auxilio ante las calamidades. Pero por sobre todas las cosas el pueblo de Trujillo estará eternamente agradecido por haberlo liberado de la peste bubónica que azotó a la ciudad en 1674 y puso en vilo la vida de sus habitantes.

Fue gracias al Deán Saavedra, quien ordenó que la “Mamita del Socorro” ingrese a la ciudad para que, mediante su intercesión, los librara de la feroz plaga. Desde aquella época  se dispuso que la sagrada imagen vuelva a Trujillo, cada cinco años (quinquenio).

Un milagro reciente atribuido a la Virgen Candelaria ocurrió en el seno de una familia huanchaquera radicada en los Estados Unidos, donde un bebé recién nacido pudo restablecerse tras poseer una penosa enfermedad.

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