SALUDO DEL ARZOBISPO: A LA MADRE EN SU DÍA
1. LA
MADRE, es el Don más grande que recibe de Dios la humanidad. En ella, comienza
la vida de todo hombre. Cada uno de nosotros no puede menos de exaltar
aquel instante en que comenzó a existir
dentro del seno materno, con un proyecto de vida exclusivo, personal y único.
2. En el
seno de una madre se unen el cuerpo y el alma para una eternidad. Es la vida
hecha a imagen y semejanza de Dios, con un corazón para amar y una inteligencia para crear,
progresar y dirigir los caminos de la historia.
3. Es por
esto que a la madre hay que situarla en el corazón del hogar, donde cumple una
responsabilidad insustituible, porque forma el corazón, la mente y el espíritu
del hombre y que va unida a la especificidad misma de la mujer. Ella, con su
trabajo cotidiano va formando los sentimientos de sus hijos, cumpliendo una
tarea en el camino fundamental para la fe y para regenerar y vivificar el tejido social de nuestra sociedad.
4. Por eso,
en este día saludo a todas las madres. Bendigo su solicitud materna para con sus
hijos, especialmente cuando están enfermos, pues su presencia y sus cuidados
alivian el sufrimiento. Acompaño la soledad de las madres olvidadas por sus
esposos y a veces por sus propios hijos, que todavía no han comprendido que su
vida empezó en ella, e invoco la cooperación de todos para con las madres que
luchan solas por sobrevivir.
5. Volvamos
el rostro hacia las madres que son víctimas de injusticias o de explotación y que sufren por haber sido
heridas en su dignidad humana o materna. Y elevemos nuestra oración por las
madres que ya no están con nosotros y que sin duda gozan de la presencia de
Dios.
6. Hermano,
hermana: “Honra a tu padre y a tu madre como te lo ha mandado tu Dios para que
se prolonguen tus días y seas feliz en la tierra” (Dt 5, 16). Serás bendecido
por Dios y tendrás larga vida.
7. Dirijamos
una mirada a María, Madre de Cristo. Ella es la imagen perfecta de la
maternidad, porque estuvo con Él desde el momento de la Encarnación hasta la
muerte en la Cruz. Que todas las mujeres eleven su mirada hacia Ella para que
sientan y vivan plenamente la grandeza de su misión.
Para cada MADRE, nuestra felicitación, nuestra
oración y nuestra eterna gratitud.
Trujillo, 12 de Mayo del 2013
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HÉCTOR MIGUEL CABREJOS VIDARTE, O.F.M.
Arzobispo
Metropolitano de Trujillo
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